Los acontecimientos de la última semana han marcado un hito desde el 11-s. 10 años despues del trágico suceso, la Casa Blanca, con un cambio de presidente, ha anunciado la muerte de Ben Laden a manos de tropas especiales en una mansión cerca de Islamabad.
La noticia bomba apareció hace cinco días dejándonos a todos boquiabiertos. ¿Lo han encontrado? ¿Justo ahora? qué suerte para Obama, justo cuando su credibilidad como político rozaba el polvo del suelo.
Con una información parcelada, cambiante y hasta en algunos casos falsa, nos hemos ido haciendo una idea de cómo podría haber sido esa captura: una mansión, unos helicópteros, una mujer utilizada de escudo, resistencia pero sin armas (¿?), un cuerpo envuelto en una sábana blanca y arrojado al mar. Ninguna foto excepto un montaje. Un magnífico guión para una película americana.
Todas las noticias han olido a chamusquina y me pregunto si no tendremos al final catarro y seremos incapaces de percibir ninguna fragancia, ni por supuesto, pestilencia. ¿Será cierto lo que nos cuentan? ¿estarán mintiendo? ¿será una nueva conspiración que se unirá a la muerte de Kennedi, los ovnis, o los lagartos dominadores.
Las preguntas y desconfianza son irremediables, sobre todo conociendo el parentesco de los políticos con pinocho y su capacidad ocultista: ¿Por qué no se ha mostrado ninguna foto? ¿Por qué justo ahora con las revueltas árabes? ¿Por qué lo han arrojado al mar?
Verdad o no, probablemente lo relevante de todo el asunto sea las cuestiones abiertas sobre la moral y la dignidad humana: ¿Es válida aún en nuestros tiempos la Ley del Talión? ¿El fin justifica los medios? ¿Es lícita la muerte de Bin Laden a manos de EEUU? ¿Es lícita a su vez la tortura para llegar al escondrijo de un asesino? ¿Puede alguien alegrarse y felicitar a EEUU por la noticia? ¿Puede hacerlo públicamente un representante del pueblo, en nuestro caso el Presidente del gobierno? ¿Si ordenas acabar con la vida de alguien no tienes que devolver el Nobel de la Paz que descansa en la estantería del salón?
Muchas preguntas, demasiadas, que llevan a otras tantas reflexiones, que acaban siendo la misma: DERECHOS HUMANOS: Derecho a la vida, a no ser sometido a torturas, a tener un juicio justo.
No hemos evolucionado tanto desde ese Antiguo Testamento ni del: "Me tomo la justicia de mi mano" de los vaqueros. Al fin y al cabo Deadwood la mágnifica serie que ha llegado recientemente a mis manos, sobre el Lejano Oeste no se aleja tanto de nuestra vida. Tristemente eso sí.