Son muchas las veces que he escuchado, y muchas las que he afirmado que en la sociedad actual la cultura no interesa, que se prefiere ver el fútbol mientras se toma unas cañas e increpar al árbitro y/o a los jugadores como si a través de la televisión pudieran oír.
Sin embargo, cuando queremos hacer un turismo cultural la realidad abruma: 12€ por entrar en el museo Dalí, 7€ en el museo del Prado, 12€ en la Sagrada Familia, 8€ en el Thyssen-Bornemisza, y un largo etc. Lo que significa que, como vayas acompañado la visita supone una media de 15€.
Teniendo en cuenta que el fútbol lo puedes ver gratis en el bar con dos cañas a 1,5€ cada una, y que ir a visitar un museo tiene la connotación de "aburrido e intelectualoide"... La elección es bastante sencilla: podemos prepararnos para gritar a 11 tíos en pantalón corto.
Cuando la educación y la cultura son la base fundamental para la obtención de un pensamiento crítico y evitar la manipulación, parece impensable que la cultura sea tan cara. Porque no sólo podemos hablar de museo, sino de cine, música o teatro. ¿Con nuestros salarios precarios o sin salarios podemos tan siquiera plantearnos la posibilidad de disfrutar de una obra de teatro en la que la entrada cuesta 18€?
¿Me gusta la cultura... pero no puedo pagarla?
Si la cultura está destinada sólo a unos pocos, privilegiados de un mayor alto adquisitivo, no sólo no ha desaparecido el estado de bienestar, sino que tenemos que volver a hablar de clases sociales, si es que alguna vez habíamos dejado de hacerlo.