Abrió con ímpetu los ojos y miró el maldito despertador que no había sonado. Exactamente las 08:07.
Por un momento pareció recordar una vida muy lejana y casi ajena, e inmediatamente su pensamiento, ofuscado, se frunció a la par que su ceño.
Moviendo la cabeza para agitar las ideas se acercó con desgana a la ventana. Con fuerza y haciendo caso omiso a sus quejidos, subió la persiana hasta el tope. El sol, ajeno a toda preocupación y desvitalización, le dio en la cara.
Otro lunes al sol.
Por un momento pareció recordar una vida muy lejana y casi ajena, e inmediatamente su pensamiento, ofuscado, se frunció a la par que su ceño.
Moviendo la cabeza para agitar las ideas se acercó con desgana a la ventana. Con fuerza y haciendo caso omiso a sus quejidos, subió la persiana hasta el tope. El sol, ajeno a toda preocupación y desvitalización, le dio en la cara.
Otro lunes al sol.