domingo, 21 de abril de 2013

Explosión

La violencia engendra violencia, sea del tipo que sea.

Si se sigue criminalizando a la población acusándola de vivir por encima de sus posibilidades, de ser una vaga, de no querer trabajar, de ser nazis e incluso de intentar dar un golpe de  estado...
Si se la aísla socialmente condenándole a vivir de esa caridad cristiana en la que muchas veces no entra la solidaridad; y a estar marginada…
Si se juega con su vida quitando urgencias en el medio rural y servicios sanitarios en general...
Si se suben cada vez más los impuestos y tasas, pero los salarios bajan, si es que tiene…
Si se la persigue con infinitas multas de tráfico…
Si se desmantela la educación pública…
Si se ríen de ella en sus narices…
Acabará saltando y rebelándose para intentar sobrevivir.

Mientras los gobiernos y mercados financieros siguen ejerciendo su violencia psicológica, social y económica, el germen de la respuesta se incuba, y en un futuro, la población acabará ejerciendo la única a la que le abocan, y la que le dejan, la física.

Cuando la frustración no se canaliza y se sigue dejando las quejas para el bar o el salón de casa; o cuando ante las protestas masivas hacia unas medidas concretas los gobiernos, lejos de rectificar, se reafirman en ellas y siguen adelante; la mecha salta, en cualquier momento, no se sabe cuándo, quizá por un acto insignificante, quizá ante una nueva aberración. Y se terminará esa cohesión y paz social que unos, ya rompieron hace tiempo. 

¿Cuánto aguantará la población antes de estallar?