sábado, 23 de febrero de 2013

Capitalismo e individualidad


Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a por mi,
no había nadie más que pudiera protestar 
                                   Martin Niemöller

El capitalismo ha hecho algo muy bien, ¡matrícula de honor! ¡bravo, bravo! plas,plas,plas,plas; porque ha conseguido realizar algo no solo bien, sino con excelencia: incorporar al pensamiento colectivo el sentimiento de individualidad; y por ende, el de competitividad.

¿Qué importa el grupo? antes que nada están uno o una misma y los consiguientes logros, que siempre tienen que ser mayores que los de las demás personas, de otra manera seríamos un completo fracaso. 

Cuando se quedaron en paro a mí no me importó, 
yo tengo trabajo.
Cuando comenzaron a recortar en la educación pública a mí me dio igual,
yo no tengo hijos ni hijas.
Cuando privatizaron la sanidad,
yo me callé, soy joven y no tengo ninguna enfermedad.
Cuando las políticas de igualdad se vinieron abajo y se proponía que la mujer retomara un papel tradicional
yo no hice caso, al fin y al cabo no soy mujer.
Cuando me afectaron algunos de los recortes
nadie podía ya defenderme.    

La individualidad y el sentimiento competitivo lograron ser uno con el capitalismo al estilo de la trinidad católica. ¿Y para qué asociarse si me da igual quién vive a mi lado? ¿Para qué preocuparme de los problemas de otros que a mí no me afectan nada? soy yo, individuo independiente de mi casa, como república o como rey; pero soy yo y no tú. 

Tras años y años perpetuando, introduciendo e induciendo a estos pensamientos desde la cuna, cuesta librarse de ellos y comenzar a pensar en colectivo, trabajando en equipo e incorporando a nuestro vocabulario términos como la solidaridad y la justicia social. Y sin embargo, la marea multicolor que hoy 23F toma las calles parece demostrar que el pensamiento está cambiando y evoluciona.