A pesar de la crisis los Ayuntamientos han vuelto a llenar las ciudades de luces desde el puente de la Constitución, o incluso antes, con la excusa de fomentar el comercio. Si se ven lucecitas parece ser que compramos más, que nuestros corazones se llenan de envidia ante la ropa de los demás, de codicia para ser los más guapos, más elegantes y modernos; y de competitividad para regalar lo más caro y original. Lo más de lo más.
No sólo eso, sino que según dicen, bastante tristeza y depresión sentimos con esto de la crisis como para encima no poner este año luces y seguir con una ciudad lúgubre durante las fiestas navideñas. Un poco de alegría y belleza en nuestras calles durante estos días tan esperados gritan algunos.
El refrán de "aunque la mona se vista de seda..." va que ni pintado, la crisis sigue ahí, lo lúgubre también, unas luces que en Palencia suponen un gasto de 93.000 euros ¿son necesarias? ¿no se puede optar por una decoración o animación más austera y que no consuma?
En Durcal, un pueblo andaluz, el alcalde ha decidido ahorrar el dinero destinado a los adornos navideños para contratar a personas que estaban en paro y no percibían ninguna prestación. ¿No nos infunde más esperanza oír que nuestro alcalde toma una medida de ese estilo en Palencia, a ver un belén estirado que ya no tiene ni paja y que no sabes si como una de las magestades va a tener la figura de Urdangarín que han quitado del Museo de cera, disfrado eso sí de Rey Mago para que no dé el cante?
NOTA: Todas las luces de Palencia colocadas para estas festividades son blancas y azules. Está claro que al menos van a la moda siendo el azul el color preferido en toda España.
NOTA2: mi árbol no tiene luces y a mí me parece igual de bonito. Además, hay que tener cuidado con un exceso de brillos, del gusto a la horterada y al barroquismo choni se pasa en un pliqui.
NOTA3: Casi tolero más las luces que los Villancicos que está poniendo a todo trapo el Ayuntamiento interpretados por niños o por pitufos maquineros (nunca soy capaz de distinguir a unos de otros). ¿Dónde están los del FARSU cuando se les necesita para imponer el silencio?