
Sin embargo, series como Los Simpsons, South Park o American Dad; y películas como El viaje de Chihiro o Persépolis han desmontado el tópico. Con los dibujos se puede ser realista, crítico... y muy ácido, y las ranas pueden resultar ser principitos corruptos, como en la vida misma. Puede que aún haya personas que se sientan reticentes, pero lo cierto es que algunas animaciones son deliciosas.
La última con la que me he topado ha sido Mary and Max, animación en plastilina, la película nos cuenta la relación por correspondencia de Mary Daisy Dinkle, una niña australiana de ocho años, tres meses y nueve días, con Max Jerry Horowitz un judío neoyorkino al que le chiflan los perritos calientes de chocolate, y al que han diagnosticado síndrome de asperger.
La soledad, el perdón, la discapacidad o el amor son algunos de los temas que podremos ver y disfrutar en los 88 minutos en los que estos personajes de plastilina nos acompañan, un placer delicioso sólo para adultos.