no sé si son bajitos o no, pero sus miras culturales no parecen desde luego muy altas. La noticia de hoy de Público sobre la preparación de una ordenanza del ruido por parte de la Concejalía de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Ana Botella a la cabeza, prohibiendo el uso de instrumentos musicales en la calle es, cuanto menos, increíble.
Por supuesto que sé que la importancia que se da en este país a la educación y a la cultura es vergonzoso, y que la promoción de ésta última (de la educación y el cambio las leyes que la regulan con cada gobierno es mejor ni hablar) brilla generalmente por su ausencia, excepto si por suppuesto s para un número contado de personas ya reconocidas, algunas de dudoso talento.
Pero esta úlitma ordenanza que se aprobará en el próximo pleno es algo así como el surfista de Apocalypsis Now con la escena de la cabalgata de las valkirias. Es decir, un sinsentido patético y temerario.
¿Realmente es necesaria esa parte de la ordenanza? ¿Podemos decir que es igual música que ruido? ¿Por qué si las terrazas también molestan a los vecinos no se prohiben?
Que alguien comparta su talento con nosotros en la calle, que amenice nuestro paseo rápido de un lado a otro por la ciudad no debería ser castigado con hasta 750 euros, sino recompensado por hacernos más placentera una ciudad llena de coches, pitidos y contaminación (ésa con la que recordemos Madrid, aunque se esta misma concejalía haya intentado ocultarlo, tiene un grave problema). Una ciudad al parecer, sin un sitio para el arte.
¿cómo va a estar algún día España a la cabeza de la cultura con medidas como ésta? ¿Cómo vamos a aprender a amar el arte si nuestros políticos lo desprecian?
Amargamente lloro, con lágrimas de Schubert, Tchaikovski, Debussi o Shostakovich, que no comprenden que su música se relegue a teatros con hombres de frac, y mujeres vestidas impecables.
noticia completa aquí.