jueves, 4 de noviembre de 2010

ceguera

Hubo un tiempo en el que sólo había oscuridad y tuvieron que acostumbrarse. Los ojos no servían de nada, y siempre estaban cerrados. Tanteaban, olían y escuchaban, y así podían seguir su vida... tocando, oliendo, escuchando... pero ciegos.

Años después ningún niño abría los ojos, la ley decía que habían de mantenerse cerrados porque la oscuridad era inmensa y de ese modo, podían concentrarse más en los otros sentidos. Nada más nacer se comenzó a atar un pañuelo en la cabeza para evitar la tentación innecesaria de ver.

oscuridad... todo seguía siendo oscuridad.. pero vivían, amaban, comían... fornicaban... sin luz.

Generaciones y generaciones de invidentes fueron naciendo hasta que una pequeña niña, un día jugando sola, dejó caer su pañuelo. En un principio algo la deslumbró, le dolían los ojos... incapaz de encontrar su pañuelo se fue acostumbrando a la luz. Y de repente: colores, formas, ¡alegría! todo lo que había tocado a lo largo de su corta vida comenzaba a tener forma. ¡lo podía distinguir!

Salió corriendo a decírselo a los demás: VER NO ES ABSURDO gritaba, QUITÉMONOS LAS VENDAS...

ante la total negativa de los demás siguió viviendo en un mundo oscuro en el que sólo ella podía ver.