Por fin se han acabado las vacaciones de Michelle y Sasha Obama.
Suspiro aliviado: el mío al dejar de ver sus correrías por la España del Sur; el de ellas, que por fin dejarán de ser atosigadas; y el de los EEUU, que con su vuelta al país han encontrado un filón con el que criticar al presidente y a su familia.
Todos, como dice la Declaración Universal de Derechos Humanos, tenemos derecho al trabajo, pero también "al descanso, y al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas".
Todos, independientemente del trabajo que tengamos. Lo que implica que los políticos y otros personajes públicos, también. ¿Por qué es entonces tan importante que Zapatero se vaya de vacaciones? ¿no tiene derecho a ellas? Incluso Rajoy, siempre que lleve cinturón, podrá disfrutarlas tranquilamente...
Es lógico por tanto que la mujer del presidente de EEUU se vaya de vacaciones con su hija donde le dé la gana a desconectar. Más porque ELLA no es la presidenta, sino su marido. Lo que no es normal es que se le critique por ello en su país y que no se le deje en paz en el nuestro.
¿Son las imágenes de Sasha y ella bañándose en el Mediterráneo tan interesantes? ¿las vemos sólo por recochineo para decir: mira, mira, será primera dama pero tiene más celulitis que yo? Me pregunto cómo estaría yo de cómoda siendo fotografiada por todas partes en bañador y metiendo tripa en todo momento para no dar luego lugar a burlas, que igualmente las habrá. Yo al final, tras tantos días, habría muerto por asfixia de tanto esconder barriga. Es además ideal para la mente de una niña que en breve entrará en la preadolescencia.
Por supuesto que en la página web de la oficina de asuntos consulares de EEUU han retirado el anuncio que decía que en España y Andorra había prejuicios racistas que incluso podían contribuir al arresto de ciudadanos afroamericanos... pero me pregunto si en breve no añadirán: cuidado con España, no te dejan ni a sol ni a sombra.