sábado, 6 de febrero de 2010

Nucleares... si... nucleares... no

La energía nuclear está en revisión. Mientras miles de voces se alzan en su conra, otras muchas gritan que es la energía más limpia, la menos contaminante y con la que jamás tendríamos problemasdeabastecimiento. Eso sí, siempre maximizando la seguridad.

¿Nuclear sí? ¿Nuclear no?

Y esen este momento, cuando se cumple el plazo del alquiler de nuestros residuos nucleares en Francia, cuando el debate ha vuelto más caliente que unos átomos de fiesta, de la mano de los cementerios nucleares.

De nuevo se alzan las voces, miles de ciudadanos que viven en pueblos claman que el suyo no es el vertedero que todos, que quieren vivir bien; mientras que otros, viendo cómo su comunidad se muere y la savia joven emigra a las grandes ciudades en busca de trabajo, pone en el cementerio una esperanza devida. Curiosa paradoja.

Hacía tiempoque los señoritos de ciudad tan cosmopolitas como somos, habíamos olvidado el campo, excepto para decirque nos íbamos de casa rural (me pregunto si alguno pasará como lo ha hecho toda la vida, el fin de semana en la casa de los abuelos en ese pueblo perdido, diciendo, todo chulo que se va de turismo rural).

Nuestros pueblos están muertos, con un campo que agoniza lloriqueando porque todas las audas de la PAC se quedaron en coches y pisos; y con las casas abiertas tan sólo en verano.

Con este parnorama... ¿es normal que muchos vecinos acepten el almacén de residuos nucleares? Polémicas a parte, lo que sí está claro es que proporcionaría dinero y trabajo.

Muchos habitantes de estas aldeas olvidadas piden salud para sus hijos. Otros, dinero para alimentarlos... el debate está sobre la mesa.