...Silencio...
Las religiones se la llevaron.
Actualmente si hablamos de espiritualidad siempre nos iremos al terreno de la religión, de la oración a un dios, y de sentirlo.
Sin embargo, ¿es sólo eso la espiritualidad? ¿qué ocurre si eres agnóstico o ateo?
Podríamos decir que la espiritualidad es una manera de meditación, de sentir el todo, la vida, de intentar comprender.
Espritiualidad es pararse a pensar y no dejarnos llevar en un vaivén de situaciones, de horas y minutos donde no cabe la reflexión. Es conocernos a nosotros mismos. Intentar descrifrar nuestras necesidades, nuestros miedos, nuestros anhelos... y los del mundo.
¿Por qué en esta época no somos seres espirituales? ¿Por qué no paramos para comprendernos a nosotros mismos? ¿Por aversión a las religiones? ¿Por miedo a descubrirnos a nosotros mismos?
Hace poco leí dos libros de Joan Brady: "Dios vuelve en una Harley" y "el Regreso". En ellos se hace una reflexión a qué nos ocurriría si dios, o un ser superior que creó el mundo, viniera a hablarnos.
En este caso se le aparece a Christine, una chica de 37 años en plena crisis existencial.
Contrariamente a lo que podríamos pensar, ese dios, que se hace llamar Joe, porque lo de Dios es demasiado serio, no se aparece ante multitudes. Cansado del olvido de los hombres, de su falta de comprensión ante sus doctrinas de amor, de ver lo que hicieron con su obra, ha decidido ir persona por persona dándoles sus propios mandamientos. Haciéndoles reflexionar sobre su propia vida.
Así, no hablamos de un: santificarás las fiestas o no levantarás falsos testimonios, sino de:
1. No levantes muros pues son peligrosos. Aprende a traspasarlos.
2. Vive el momento, pues cada uno es precioso y no debe malgastarse.
3. Cuida de tu persona, ante todo y sobre todo.
4. Presciende del amor propio. Muéstrate tal y como eres, dando tu amor pero sin renunciar a ti misma.
5. Todo es posible en todo momento.
6. Sigue el fluir universal. Cuando alguien da, recibir es un acto de generosidad. Pues en esa entrega siempre se gana algo.
Y sin la visita de ese ente superior en el que podemos creer o no, somos nosotros mismos los que por medio de esa reflexión, de esa espiritualidad, daremos con nuestros propios mandamientos para alcanzar la felicidad de nuestro espírituo, y la armonía del propio del universo, del que por supuesto, formamos parte.