lunes, 10 de junio de 2013

Al rico zumito de naranja


Vitamina B, vitamina D, vitamina K... el abecedario volvía a casa allá por los 80, por obra y gracia de los alimentos, pero sobre todo de la mano aboslutista de la reina de todas las vitaminas, la C. La del estrés, la que venía con un tanque de zumo de naranja lleno de pulpa, y con una advertencia de madre: 
"bébelo pronto antes de que se vayan las vitaminas" 
"ale, ahí tienes el zumo. Rapitido ¿eh? 
Y, en la inocencia de la niñez, el líquido iba bajando a la rapidez del rayo, mientras de reojo, el control de la expresión de la progenitora era absoluto.

De un sorbo, casi sin respirar si hacía falta. Predecesora costumbre de los adolescentes juegos de quinitos y señores del tres con su: "el vaso de un trago", aunque la vitamina C, ahí, había fermentado hace tiempo. 

¿Pero realmente se "iban" las vitaminas del zumo?
Confesión: yo por si acaso, el zumo de naranja me lo sigo bebiendo de uno o dos tragos.

“Al zumo se le va la vitamina pero la zanahoria no mejora la vista”