El
desprestigio de la democracia es patente. La corrupción, el caciquismo y la
soberbia campan a sus anchas entre la clase política, y la ciudadanía lo sufre,
lo sufrimos.
En Palencia,
por supuesto, no nos libramos de tales infamias y tenemos que suportar la
desfachatez de dirigentes ignorantes que consideran que la ciudad es suya.
La democracia
está desprestigiada, ¿quién la prestigiará?
La concejala de cultura la señora
Carmen Fernández, desde luego no. Atentando
contra la inteligencia de la ciudadanía palentina, sigue defendiendo, bajo el apoyo
del gobierno capitalino, la ubicación de un archivo policial en el edificio
rehabilitado de la antigua cárcel, repensado y recreado como espacio de
cultura. La
peregrina idea de que dicho archivo traerá turismo y riqueza a la ciudad, se
convierte en una aberración cuando se añade que además, eso es cultura. No solo
cultura (van más allá porque Palencia se merece mucho más), Un archivo
policial es ALTA CULTURA.
Perogrullos
y perogrullas se acomodan tranquilamente en sus sillones capitalinos con la
seguridad de que defienden la cultura. Mientras,
el proyecto presentado, propio de la concepción de espacio cultural que había
en los años de la ley del aborto a la que Gallardón nos quiere retrotraer,
sonríe vanidoso e ignorante desde las páginas de un periódico local que ha
perdido toda pluralidad.

Una vez
más se intenta encarcelar la cultura. Una vez más, si sigue adelante el
proyecto desoyendo todas las voces discordantes, y apoyándose en la ignorancia,
Palencia y su ciudadanía perderán la oportunidad de salir de la mediocridad.