domingo, 8 de abril de 2012

Violencia


La noticia más triste de los últimos días es sin duda el suicidio de un jubiladogriego, desesperado por los recortes que ha ido sufriendo su pensión y su calidad de vida; por la subida de gastos, como los de las medicinas, ya no subvencionadas, y la determinado a no dejar deudas a su hija.

En una nota de suicidio hallada en uno de los bolsos de su abrigo el hombre dice “Creo que esa juventud sin ningún futuro se levantará algún día en armas y colgarán a los traidores de este país en la plaza Syntagma, justo como hicieron los italianos con Mussolini en 1945". Con esta llamada a tomar las calles, se pone de nuevo sobre la mesa, si es que alguna vez se recogió, las críticas a la violencia que se está produciendo en Grecia, y que tanto se temía en España durante la Huelga General del 29M para que no se desprestigiara la imagen de este país.

Sin embargo, habría quizá que recordar que el término violencia no sólo puede referirse a una agresión física, sino que también existe una violencia social, económica y psicológica, que sin duda, tanto mercados como gobernantes están empleando contra la ciudadanía.

Violencia social en los hechos de aislar a los más desfavorecidos vulnerables, de recortar en educación con la consiguiente merma de oportunidades para alcanzar estudios superiores, o trabajos más cualificados; o de recortar en sanidad dejando que la salud pertenezca a un grupo privilegiado.

Violencia económica, entendida como toda acción u omisión del agresor que afecta la supervivencia económica de la víctima, y que se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas.¿No es acaso ésta empleada a través de recortes, reformas, subida de tasas, etc., que no afecta a toda la ciudadanía por igual, y que nos hace depender del estado, o de un trabajo mal pagado, sin derechos laborales reales, que aceptamos porque si no, otra persona lo cogerá?

Y por último, la violencia psicológica, esa que va mermando nuestra autoestima, que nos va haciendo creer lo inútiles que somos, lo poco que nos gusta trabajar, nuestra falta de competitividad, lo poco que emprendemos, nuestra culpa por vivir por encima de nuestras posibilidades, o porque con nuestras protestas estamos llevando a este país a la ruina.

Clases de violencia hay muchas, pero lo cierto es que, el empleo de cualquiera de sus tipos engendra más violencia.