- Me da igual, no existen.
- ¿Pero cómo que no existen? Te lo advierto de nuevo, como sigas así no te van a traer nada.
- Pero si sois vosotros que ya lo sé.
Se dejó caer en el sofá. Los dvds de supernany poblaban la mesa, estaba desesperada. ¿Era ella la culpable? ¿Por qué no era capaz de educar a su hijo? ¿Qué hacía mal?
Con la mirada perdida recordó su infancia, se veía a sí misma nerviosa la víspera de los reyes magos, dejándoles turrón para que descansaran en su casa, ilusionada pensando que igual los veía en un descuido cuando iba al baño.
No tenía que haber dejado de dar la mano a Peter, podría seguir en Nunca Jamás disfrutando al ser una niña perdida… jamás encontrada por las preocupaciones, la falta de dinero, los gritos de los niños, las arrugas y los michelines.
Miró por la ventana y vio brillar la pequeña estrella, recta al amanecer… suspiró. Le gustaría tanto volver a creer.
