Las personas que podemos encontramos en ellos son también muy diversas. No son iguales aquellas con las que convives 8 horas día tras día en el trabajo, que esas otras con las que compartes el bar al que sueles ir a tomar cañas, Personalmente me hace gracia que podamos estar fines y fines de semana sin decirnos nada con esta gente, pero que si nos los encontramos en un espacio diferente y puntual, ya entonces nos saludemos: Por cierto, a partir de ahí comenzará por lo general, una relación un poquito más personal.
Probablemente los lugares que más me gusten, por su singularidad, son aquellos en los que coincidimos con gente con la que en cualquier otra situación no nos habríamos encontrado, y con la que por lo general, lo único que tenemos en común es ese espacio. Podríamos decir que un colegio es un buen ejemplo, sobre todo ahora que ya no existen colegios privados porque todos han sido concertados (aunque está claro que sigue habiendo diferencias entre los de Maristas y cualquier público), porque recordad, ¿cuánta gente había en clase y con cuántos mantenemos el contacto? E incluso, ¿a quiénes seguimos viendo? Es divertido cuando conoces a alguien y la conversación te lleva a un lugar que habéis compartido sin saberlo: “no jodas, yo también fui a ese campamento” o, “¿en serio? Si también era mi cole… aunque yo entonces ya estaba en octavo”.
Los lugares en los que hemos pasado tiempo de nuestra infancia son sobre todo los más dados a pertenecer a esta categoría. Al fin y al cabo, al parque acabábamos yendo a jugar todos, unos con bocadillo de jamón york de oferta, y otros de campofrío selecto, unos pudiéndonos manchar más que otros, pero… el tobogán acababa siendo el mismo. En Palencia (por su pequeño tamaño) estoy segura de que hay un sitio en el que hemos estado todos los niños palentinos generación tras generación desde hace ya más de treinta años: la estatua de la rosa en el salón. Monumento de tipo orgánico, esta flor ha sufrido y sigue haciéndolo (como muestra la foto que hice el otro día) los pies y manos sucias de cientos de niños, que se subían a ella ante la mirada –muchas veces despreocupada- de sus padres.
Quizá ahora si tenemos problemas para entablar una conversación podamos decir: oye, ¿tú también has jugado en la rosa del salón?
Yo no he jugado en la rosa, pero pienso seguir compartiendo con frecuencia este lugar común. Me encanta haber dado con este rincón. Y ahora que lo pienso... ¿cómo llegué hasta aquí?
ResponderEliminarjeje! Sí, yo tb he jugado en la rosa del Salón y en la cancha del monte, allí ibamos muchos niños a andar en patines y en bici.
ResponderEliminarHoy día los lugares comunes son tb los festivales, ese "joder, si yo estuve aquel año en ese festival" y por alguna extraña razón, entonces no habíamos coincidido y nos hemos encontrado en otra parte.
Estoy de acuerdo que en la vida todos tenemos sitios comunes y que al recordar encuentras la cercanía con las personas. Yo el sitio que más recuerdo y que ahora por circunstacias no puedo ir es "La Balastera". Recuerdo ir a los partidos y que alli te encontrabas todo tipo de gente, y todos animando al Palencia: había abuelos con sus nietos, padres con hijos, gente joven, últimamente muchas chicas y mujeres de mediana edad que os aseguro que eran las mas forofas y alli los grunges,pijos,heavys,de derechas de izquieredas... todos cantaban, animaban,insultaban juntos y cuando veias a alguiendel futbol decias ese va a la Balastera. Gente tan diversa, sufria se emocionabaN juntos y en los ascensos habia abuelos que se abrazana a la gente de al lado que no conocían de nada.... bueno un saludo y ¡¡¡¡¡ QUE BOTE, QUE BOTE, QUE BOTE LA BALASTERA!!!!!!
ResponderEliminarLa verdad que en la red acabas teniendo muchos sitios comunes con gente a la que no eres capaz de poner cara. Es una sensación extraña... en parte te metes en la intimidad de sus pensamientos al leer el blog, y acabas formando parte de ese pequeño espacio suyo, al que puedes seguir volviendo...
ResponderEliminarMe encantaba ir a la rosa a jugar cuando salía a las 17:00 de mi querido Modesto Lafuente, ainnns que recuerdos
ResponderEliminarCuando de repente en el caminar de tu vida te cruzas con alguna persona y tras hablar con ella descubres algún lugar común esto hace inconscientemente sentirte más cercana a ella...es una sensación mágica...
ResponderEliminarhuummm...como adoro esos lugares comunes!!!