Hay días en los que decides invitar a unas amigas a cenar porque ¡por fin! tus padres salen de casa, y lo que en un principio parecía una simple velada que pensábamos sería anodina si no algo aburrida, se convierte en algo para recordar.
Pizza casera, con más pan que otra cosa, pero casera al fin y al cabo; cerveza y zumo, y la casualidad de que las tres habíamos escuchado I can't take my eyes off you esa tarde. Una guitarra y voces sin duda no profesinoales pero con mucho sentimiento cantando cualquier cosa que la de la guitarra supiera tocar -que era poco-. Y así, Señoras y Señores pudimos disfrutar, del inigualable y especial concierto básico de las Underground, en el que se versionaron temas de Quique González, Fito, Ella baila sola... y por supuesto la exitosa versión erótica de On my mind. Recuerdos, risas nerviosas, y hasta temas a capella.
Y cuando las gargantas no podían más, como colofón antes de salir de casa nos atrevimos a abrir álbumes de fotos polvorientos de tiempos por suerte pasados, aunque necesarios para llegar a lo que somos ahora.
Risas tardías en el ascensor, y chicles para disimular que la morcilla y la pizza un sábado por la noche no son una buena combinación, pero por suerte para algunas o algunos, hubo chicles.
Música, alcohol, más risas, más gente, porque cuantos más mejor, besos y una noche para recordar.
Pizza casera, con más pan que otra cosa, pero casera al fin y al cabo; cerveza y zumo, y la casualidad de que las tres habíamos escuchado I can't take my eyes off you esa tarde. Una guitarra y voces sin duda no profesinoales pero con mucho sentimiento cantando cualquier cosa que la de la guitarra supiera tocar -que era poco-. Y así, Señoras y Señores pudimos disfrutar, del inigualable y especial concierto básico de las Underground, en el que se versionaron temas de Quique González, Fito, Ella baila sola... y por supuesto la exitosa versión erótica de On my mind. Recuerdos, risas nerviosas, y hasta temas a capella.
Y cuando las gargantas no podían más, como colofón antes de salir de casa nos atrevimos a abrir álbumes de fotos polvorientos de tiempos por suerte pasados, aunque necesarios para llegar a lo que somos ahora.
Risas tardías en el ascensor, y chicles para disimular que la morcilla y la pizza un sábado por la noche no son una buena combinación, pero por suerte para algunas o algunos, hubo chicles.
Música, alcohol, más risas, más gente, porque cuantos más mejor, besos y una noche para recordar.
Hay muchos recuerdos de la noche, no me decido a elegir con cuál quedarme, pero.. supongo que por las risas que nos echamos las tres, tendría que decir que el momento FAlete -que no sé quién es- fue auténtico. Como toda la noche
ResponderEliminarVaya, sí que fue una noche de esas que te hacen olvidar que la semana va a empezar... momentos que te hacen darte cuenta por qué vale la pena estar viva, sólo por compartir historias con vosotras y con toda esa gente que tiene la 'suerte' de cruzarse en nuestro camino...tb tenía intención de hablar de esto en mi blog...te robo el permiso:)
ResponderEliminarme encanta encontraros y compartir un ratito de noche, dándole una nueva perspectiva. Encontraros en la vida real, a parte de en la red, siempre es un placer. Por cierto... Gemma... dónde acabaste?
ResponderEliminarEncontraros fue el colofón de una estupenda noche rodeada de gente sin par...
¡El placer también fue nuestro Pili!
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